sábado, 17 de diciembre de 2011

Ignotum per ignotius


El calor de la mañana cubría levemente su cuerpo de sudor, caminaba rápido por las baldosas mientras el reloj le jugaba en contra por su pereza de media mañana . Parecía no llegar nunca a la boca del metro. Miles de rostros curiosos se posaban en sus pechos que la blusa atrevidamente dejaba entrever.
Odiaba esas miradas fugaces y libidinosas que recibía cuando iba al trabajo.Ojos ocultos por la luz que enceguecía a los habitantes de la ciudad a esa hora del día, rápidamente bajó los escalones del metro, sus tacos hacían eco entre el gentío que luchaba como ella con el tiempo escurridizo de una ciudad enferma. Por fin sobre el carro, su mirada tropezó con los anteojos de un hombre que la miraba fijamente. Sintió escalofríos al percibir la intensidad aquella mirada escondida bajo el cristal . Con su habitual coquetería sonrió, acomodó cabello y blusa, tratando de contener el nerviosismo que le producía aquel sujeto.
La serenidad de aquel hombre le atraía de una forma inexplicable, ahí posado en su puesto sin mover tan sólo un ápice del cuerpo, con vista fija hacia ella.

Era una sensación difícil de explicar, no fijaba la mirada en sus pechos turgentes, ni en las piernas torneadas que la falda asentaba tan bien, era una mirada distinta, una mirada que podía traspasarla.
Se sintió excitada por aquel hombre, tan distinto a los otros, de pronto el sudor comenzaba a recorrer su cuerpo, imaginó a ese desconocido en su cama, tocando sus pechos, recorriendo su cuerpo, sintió como sus pezones reaccionaban al estímulo... increíblemente estaba deseando a un desconocido . Pensó en hablarle antes de bajar, conseguir un teléfono o su correo eléctrónico, todo servía en ese momento sublime. Lentamente se acercó, fijó su mirada en él, abrió lentamente sus labios para saludar... de pronto, el vocero del tren anuncia su llegada a la estación terminal, ella a punto de hablarle y el hombre sin quitar la vista de la chica : mete su mano en el bolsillo, saca una pequeña varita de plomo doblada, da media vuelta y se va, tactando el piso, para no caer...

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