Sus ojos quedaron fijos en los ojos del hombre que coincidía con ella al cruzarse el tren en dirección contraria. A pesar de que generalmente se entretenía observando a los pasajeros en el vagón, nunca se había fijado en la gente que viajaba en la línea opuesta, quizás por la lejanía del contacto.
Moreno de ojos grandes y redondos, cabello oscuro y corto, aunque no tanto como para pasar desapercibidas las ondas que formaban el mar anochecido en su cabello y que tan graciosamente adornaba su rostro triste. Deseó por primera vez que el tren detuviera la marcha para descifrar la nostalgia de esa mirada que se perdía entre el gentío y el cambio de estación.
Cada cierto tiempo se encontraba con él, se quedaba inmóvil observándolo, llenando su imaginación de historias, hasta que el movimiento del tren lo hacía desaparecer.
¿Que dolores llenarán su mirada de angustia , como el sufrimiento puede colmar de belleza el alma de un ser humano haciéndola resplandecer a través de sus ojos?
Sintió que lo amaba profundamente, hizo propio el dolor quimérico para aliviar en algo la carga que pudiese llevar su objeto de adoración.
Decidida tomó el tren en dirección contraria, como no lo encontrase lo volvió a hacer repetidas veces hasta que un día coincidieron nuevamente, todo su cuerpo temblaba de emoción, lentamente caminó por el vagón y se sentó justo frente a él.
Ante la impertinencia de la mirada el joven levantó la vista y le respondió con una amplia sonrisa.Todo el universo de ficción cayó derrumbado ante sus ojos, quebrándose una a una cada elucubración tejida en aquel tiempo, sintió que el corazón se fragmentaba en mil pedazos, una pequeña lágrima escapó de entre sus ojos, el tren se detuvo y ella caminó sin rumbo por los pasillos de la estación...
2 comentarios:
Como siempre tus textos me dejan con gusto a poco, ya imaginaba a esa mujer con toda su elegancia y belleza conociendo a aquel hombre de mirada sufrida y de pronto me remeces con un desastre tras una sonrisa. Quedé con ganas de amor y pasión,locura.
Pero sea cual sea el final, sigo esperando tus textos para devorarlos.
Edd.
otro tren vendra. siempre vienen.
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