viernes, 1 de noviembre de 2013

Ánima

Los años de dictadura se hacían cada vez más insostenibles, en el verano del 87 lo más interesante en las televisiones chilenas era el festival de Viña del mar, especialmente si habías nacido en el campo, donde la televisión era el único medio para matar el aburrimiento.
Salió rápidamente cuando todos dormían, era necesario empezar justo a la hora en que Soda Estéreo se presentaría, en la calle los compañeros le esperaban. La misión: panfletear, cortar la luz y lograr romper la indiferencia frente a la tortura, los desaparecidos y la ausencia de democracia por tantos años.
Se dividieron en parejas, en media hora el pueblo se cubría de una alfombra de papeles impresos en esténcil, no quedaba mucho tiempo para cortar la luz. Se reunieron a la salida del pueblo cadena en mano, todos habían recibido instrucción pero ninguno había practicado al respecto.
En un dos por tres, la patrullera aullaba rompiendo el silencio de la madrugada, el corazón subió al cuello de los participantes, rápidamente Flavio, tomó la cadena, la lanzó a los cables eléctricos y una cascada de chispazos de fuego cayeron sobre su cuerpo, corte de luz y balazos, alguien la tomó de la mano y volaron a tropezones por entre las piedras, no podía pensar en nada más que la figura bañada en los chispazos del corte.
Acortaron camino por detrás del cerro para no encontrarse con la gente del pueblo que salió a investigar lo que había sucedido. Una animita alumbraba el camino con una leve luz de un concho de cabo de vela, ¡ahora nos van a penar!-dijo burlón el compañero que le acompañaba, sabiendo los rumores del lugar. Ella no estaba para penaduras, sólo le preocupaba la vida del compañero.
Terminaron de dar la vuelta y cada uno retornó al hogar. Unos perros salieron al encuentro acusando la llegada de la muchacha que a tropezones llegaba a su casa, de pronto una figura fantasmal se elevó por sobre la reja, chispas de luz brotaban del vestido blanco que flameaba al viento de la madrugada. Un frío congeló su columna vertebral, sus cabellos se erizaron desde la raíz hasta la punta, no pudo dar un paso más, la respiración se cortó por varios minutos cuando la figura del “Flavio” apareció al lado de la mujer de blanco: ¡Conchesumadre! se murió este weón, exclamó a punto de desfallecer.
-¡Apúrate cabra e´carajo!, el Flavio llegó al tiro después del corte ¿y tú? Dónde te metiste? -Dijo molesta la madre que vestía la camisa de dormir que tanto le gustaba a ella porque echaba chispitas cuando se frotaba en la oscuridad.


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